lunes, 7 de diciembre de 2009

Alégrate, llena de gracia, el Señor está contigo; bendita tú entre todas las mujeres.


8 de Diciembre
SOLEMNIDAD DE LA
INMACULADA CONCEPCIÓN DE
SANTA MARÍA VIRGEN.

Desbordo de gozo con el Señor y me alegro con mi Dios; porque me ha vestido un traje de gala y me ha envuelto en un manto de triunfo, como nvia que se adorna con sus joyas.

Todo cuanto de hermoso y bello se puede decir de una criatura, se lo cantamos hoy a nuestra Madre del Cielo. «Exulte hoy toda la creación y se estremezca de gozo la naturaleza. Alégrese el cielo en las alturas y las nubes esparzan la justicia. Destilen los montes dulzura de miel y júbilo las colinas, porque el Señor ha tenido misericordia de su pueblo y nos ha suscitado un poderoso salvador en la casa de David su siervo, es decir, en esta inmaculadísima y purísima Virgen, por quien llega la salud y la esperanza a los pueblos», canta un antiguo Padre de la Iglesia.

En Ella, purísima, resplandeciente, fijamos nuestros ojos, «como en la Estrella que nos guía por el cielo oscuro de las expectativas e incertidumbres humanas, particularmente en este día, cuando sobre el fondo de la liturgia del Adviento brilla esta solemnidad anual de tu Inmaculada Concepción y te contemplamos en la eterna economía divina como la Puerta abierta, a través de la cual debe venir el Redentor del mundo».


MAGNIFICAT
(Lc 1, 46-55)

Proclama mi alma la grandeza del Señor, se alegra mi espíritu en Dios, mi salvador; porque ha mirado la humillación de su esclava.

Desde ahora me felicitarán todas las generaciones, porque el Poderoso ha hecho obras grandes por mí:su nombre es santo, y su misericordia llega a sus fieles de generación en generación.

El hace proezas con su brazo: dispersa a los soberbios de corazón, derriba del trono a los poderosos y enaltece a los humildes, a los hambrientos los colma de bienes y a los ricos los despide vacíos.

Auxilia a Israel, su siervo, acordándose de la misericordia -como lo había prometido a nuestros padres- en favor de Abrahán y su descendencia por siempre. Gloria al Padre.


María, llena de gracia y de esplendor, la que es bendita entre todas las mujeres, es también nuestra Madre. Una manifestación de amor a Nuestra Señora es llevar una imagen suya en la cartera o en el bolso; es multiplicar discretamente sus retratos a nuestro alrededor, en nuestras habitaciones, en el coche, en el despacho o en el lugar de trabajo. Nos parecerá natural invocarla, aunque sea sin palabras.

Si cumplimos nuestro propósito de acudir con más frecuencia a Ella, desde el día de hoy, comprobaremos en nuestras vidas que «Nuestra Señora es descanso para los que trabajan, consuelo de los que lloran, medicina para los enfermos, puerto para los que maltrata la tempestad, perdón para los pecadores, dulce alivio de los tristes, socorro de los que rezan»16.


Repite con frecuencia y vive la palabra:

ALÉGRATE, MARÍA, LLENA DE GRACIA, EL SEÑOR ESTÁ CONTIGO

(Lc 1,28)

domingo, 6 de diciembre de 2009

La Inmaculada Concepción de María.


LA SANTIDAD ÚNICA DE MARÍA.

Si hubiera un término para definir quién es María en las Iglesias de Oriente, sería probablemene el de "panaghía", la "Toda Santa" o la "Santísima". Con ello, la gran tradición ortodoxa gabla de María, la Theotókos, como la mujer poseída totalmente por el Panagion, el Todo Santo, el Espíritu. La Santa Theotókos, era objeto del culto litúrgico y de la reflexión teológica.

El culto litúrgico a la Inmaculada Concepción de María.
La Iglesia de Oriente instauró ya desde finales del siglo VII la fiesta de la concepción de la Virgen, ras celebrar la fiesta de la anunciación y concepción de Jesús y de Juan Bautista. María era celebrada como la "Panaghía", la toda santa, la mujer en la que no hubo el menor rastro de pecado.

La oración maiana más antigua "Sub tuum Praesidium" llamaba a María "Sancta Dei Genetrix...virgo gloriosa et benedicta". De antes del concilio de Nicea es también una oración a la Virgen María que es muy popular aun hoy día: el Sub tuum praesidium. Es la más antigua de las plegarias marianas. Se toma aquí en su contexto original, tal como se encontró en el año 1938, en un papiro del siglo III, en una biblioteca de Manchester, y tal como, salvo una ligera variante, la han conservado las líturgias griegas y el rito ambrosiano:

Bajo el amparo de tus misericordias nos acogemos, oh Madre de Dios, no desatiendas nuestros ruegos en las necesidades y sálvanos del peligro. Tú sola eres la bendita.
He aquí el contenido actual del Sub tuum en el rito romano: Bajo vuestra protección nos acogemos, Santa Madre de Dios; no desatiendas nuestras súplicas en nuestras necesidades, mas líbranos siempre de todos los peligros, Virgen gloriosa y bendita.


"El verbo se ha hecho portador de la carne para que los hombres no hiciésemos portadores del Espíritu" El hijo le concedió ser portadora de Espíritu, convertirse en la auténticamente santificada. (Atanasio de Alejandría)

La santidad de María se celebraba en Occidente por medio del la fiesta de la Inmacilada. Esta comenzó en Inglaterra durante un corto período de iempo, primero del 1060 al 1066, y después a partir del 1127. El objeivo de la fiesta no estaba claramente determinado: se pensaba sobre todo en la santificación de María en el seno de Ana. Bernanrdo de Claraval (+1153) se opuso a ella y escribió la famosa carta 174 en la qu decía que "La Iglesia no conoce este rito, no lo consiente la razón, no lo aconseja la antigua tradición". Sólo a finales del siglo XV la iglesia de Roma adoptó oficialmente esta fiesta.

María y el Espíritu Santo:
Se hizo cada vez más común la afirmación de que María estuvo exenta de pedacos personales. La santidad de María era puesta en relación con el Espíritu Santo, princiñalmene en el acontecimiento de la Encarnación: "Nuestro Salvador no ha nacido de José sino del Espíritu Santo y de la santa Virgen". Cristo es concebido por el Espíritu Santo y la Virgen, dice el Credo. El símbolo niceno-constantinopolitano lo expresa con esas palabras: "Incarnatus est de Spiritu Sancto ex Maria Virgine et homo factus est" 18La generación de Jesucristo fue así: María, su madre, estaba desposada con José, y antes de que conviviesen se encontró con que había concebido en su seno por obra del Espíritu Santo.

Mt 1, 18.20
18La generación de Jesucristo fue así: María, su madre, estaba desposada con José, y antes de que conviviesen se encontró con que había concebido en su seno por obra del Espíritu Santo. 19José, su esposo, como era justo y no quería exponerla a infamia, pensó repudiarla en secreto. 20Consideraba él estas cosas, cuando un ángel del Señor se le apareció en sueños y le dijo: —José, hijo de David, no temas recibir a María, tu esposa, porque lo que en ella ha sido concebido es obra del Espíritu Santo.

LA TODA SANTA.
Así como Cristo nació el Espíritu y de María, así nace todo creyente del Espíritu Santo y del "fiat" de la Virgen.

Cirilo de Alejandría, en el discurso pronunciado en el Concilio de Efeso, comparaba la santidad del cuerpo de María, en el que abitó el Hijo de Dios y del cual nació, con la santidad del templo:
"Salve, María, templo donde Dios habita, templo santo, como lo llama el profeta avid cuando dice: "Tu templo es santo y admirable en su justicia". Salve María, la criatura más preciosa de la creación; salve, María, paloma purísima."

Gregorio de Nisa:
"El seno de la bienaventurada Virgen, por haber sevido a un nacimiento inmaculado, es proclamado santo en el evangelio ya que el nacimiento no destruyó la virginidad, y ésta no fue obstáculo a tan gran nacimiento". Para él María era inmaculada: "La plenitud de la divinidad que residía en Cristo brilló a través de María la inmaculada"

Proclo de Constantinopla:
"María es el santuario de la impecabilidad, el templo santificado po Dios"

Andrés de Creta:
"El Cuerpo de la Virgen es una tierra que Dios ha trabajado, la primicia de la masa adamítica que ha sido divinizada en Cristo, la imagen del todo semejante a la belleza devina, la arcilla modelada por las manos del artista divino" "Yo proclamo a María a única santa, la más santa entre todos los santos".

sábado, 12 de septiembre de 2009

El Dulce Nombre de María


Dulce Nombre de María
Fiesta: 12 de Septiembre

Origen de la fiesta: Victoria en la batalla de Viena, 1683

Ha sido Lucas en su evangelio quien nos ha dicho el nombre de la doncella que va a ser la Madre de Dios: "Y su nombre era María". El nombre de María, traducido del hebreo "Miriam", significa, Doncella, Señora, Princesa.

Estrella del Mar, feliz Puerta del cielo, como canta el himno Ave maris stella. El nombre de María está relacionado con el mar pues las tres letras de mar guardan semejanza fonética con María. También tiene relación con "mirra", que proviene de un idioma semita. La mirra es una hierba de África que produce incienso y perfume.

En el Cantar de los Cantares, el esposo visita a la esposa, que le espera con las manos humedecidas por la mirra. "Yo vengo a mi jardín, hermana y novia mía, a recoger el bálsamo y la mirra". "He mezclado la mirra con mis aromas. Me levanté para abrir a mi amado: mis manos gotean perfume de mirra, y mis dedos mirra que fluye por la manilla de la cerradura". Los Magos regalan mirra a María como ofrenda de adoración. "Y entrando a la casa, encontraron al niño con María, su madre, y postrándose, lo adoraron y abriendo sus cofres, le ofrecieron oro, incienso y mirra". La mirra, como María, es el símbolo de la unión de los hombres con Dios, que se hace en el seno de María. Maria es pues, el centro de unión de Dios con los hombres. Los lingüistas y los biblistas desentrañan las raíces de un nombre tan hermoso como María, que ya llevaba la hermana de Moisés, y muy común en Israel. Y que para los filólogos significa hermosa, señora, princesa, excelsa, calificativos todos bellos y sugerentes.


EL NOMBRE Y LA MISION

En la Historia de la Salvación es Dios quien impone o cambia el nombre a los personajes a quienes destina a una misión importante. A Simón, Jesús le dice: "Tú te llamas Simón. En adelante te llamarás Kefá, Pedro, piedra, roca, porque sobre esta roca edificaré mi Iglesia". María venía al mundo con la misión más alta, ser Madre de Dios, y, sin embargo, no le cambia el nombre. Se llamará, simplemente, MARIA, el nombre que tenía, y cumple todos esos significados, pues como Reina y Señora la llamarán todas las generaciones. María, joven, mujer, virgen, ciudadana de su pueblo, esposa y madre, esclava del Señor. Dulce mujer que recibe a su niño en las condiciones más pobres, pero que con su calor lo envuelve en pañales y lo acuna. María valiente que no teme huir a Egipto para salvar a su hijo. Compañera del camino, firme en interceder ante su hijo cuando ve el apuro de los novios en Caná, mujer fuerte con el corazón traspasado por la espada del dolor de la Cruz de su Hijo y recibiendo en sus brazos su Cuerpo muerto. Sostén de la Iglesia en sus primeros pasos con su maternidad abierta a toda la humanidad. María, humana. María, decidida y generosa. María, fiel y amiga. María fuerte y confiada. María, Inmaculada, Madre, Estrella de la Evangelización.

sábado, 29 de agosto de 2009

Pío XII Siervo de los siervos de Dios Para perpetua memoria Constitución Apostólica «Munificentissimus ...

Carta Encíclica CARITAS IN VERITATE del Sumo Pontífice Benedicto XVI

ACI Prensa - Documentos

El Martirio de San Juan Bautista.


El Martirio de San Juan Bautista

Oración
:
Señor, Dios nuestro, tú has querido que san Juan Bautista fuese el precursor del nacimiento y de la muerte de tu Hijo; concédenos, por su intercesión, que, así como él murió mártir de la verdad y la justicia, luchemos nosotros valerosamente por la confesión de nuestra fe. Por nuestro Señor Jesucristo.

San Juan Bautista en el Catecismo:

717 "Hubo un hombre, enviado por Dios, que se llamaba Juan. (Jn 1, 6). Juan fue "lleno del Espíritu Santo ya desde el seno de su madre" (Lc 1, 15. 41) por obra del mismo Cristo que la Virgen María acababa de concebir del Espíritu Santo. La "visitación" de María a Isabel se convirtió así en "visita de Dios a su pueblo" (Lc 1, 68).
718 Juan es "Elías que debe venir" (Mt 17, 10-13): El fuego del Espíritu lo habita y le hace correr delante [como "precursor"] del Señor que viene. En Juan el Precursor, el Espíritu Santo culmina la obra de "preparar al Señor un pueblo bien dispuesto" (Lc 1, 17).
719 Juan es "más que un profeta" (Lc 7, 26). En él, el Espíritu Santo consuma el "hablar por los profetas". Juan termina el ciclo de los profetas inaugurado por Elías (cf. Mt 11, 13-14). Anuncia la inminencia de la consolación de Israel, es la "voz" del Consolador que llega (Jn 1, 23; cf. Is 40, 1-3). Como lo hará el Espíritu de Verdad, "vino como testigo para dar testimonio de la luz" (Jn 1, 7;cf. Jn 15, 26; 5, 33). Con respecto a Juan, el Espíritu colma así las "indagaciones de los profetas" y la ansiedad de los ángeles (1 P 1, 10-12): "Aquél sobre quien veas que baja el Espíritu y se queda sobre él, ése es el que bautiza con el Espíritu Santo ... Y yo lo he visto y doy testimonio de que este es el Hijo de Dios ... He ahí el Cordero de Dios" (Jn 1, 33-36).
720 En fin, con Juan Bautista, el Espíritu Santo, inaugura, prefigurándolo, lo que realizará con y en Cristo: volver a dar al hombre la "semejanza" divina. El bautismo de Juan era para el arrepentimiento, el del agua y del Espíritu será un nuevo nacimiento (cf. Jn 3, 5).

La celebración de la fiesta del martírio de San Juan Bautista, que en la Iglesia Latina tiene origenes antiguas (en Francia en el siglo V, y en Roma en el siglo VI), está vinculada a la dedicación de la Iglesia construida en Sebaste en la Samaria, en el supuesto túmulo del Precursor de Cristo. La fiesta aparece ya en la fecha del 29 de agosto en los sacraméntarios romanos, y conforme el Martirólogo Romano esa fecha correspondería a la segunda vez que encontrarán la cabeza de San Juan bautista, transportada a Roma. Tenemos sobre San Juan Bautista las narraciones de los Evangelios, en particular de Lucas, que en ellos habla de su nacimiento, de la vida en el desierto, de su predicación, y de Marcos que nos refiere a su muerte. Por el evangelio y por la tradición podemos reconstruir la vida del precursor, cuya palabra de fuego parece en la verdad con el espíritu de Elias. Nego categoricamente ser el Mesías esperado, afirmando la superioridad de Jesús, que apuntó a sus seguidores por acasión del bautismo en las orillas del Rio Jordan. Su figura perece irse deshaciendo, a la medida que va surgiendo "el más fuerte", Jesús. Todavia, "el mayor de entre los profetas" no cesó de hacer oir su voz donde fuese necesaria para consertar los sinuosos caminos del mal. Reprobó publicamente el comportamiento pecaminoso de Herodes Antipas y de la cuñada Herodíades, mas la previsible suceptibilidad de él le costo la dura prisión en Maqueronte, en la orilla oriental del Mar Muerto. Por ocasión de la fiesta celebrada en Maqueronte, la hija de Herodíades, Salomé, habiendo dado verdadero show de agilidad en la danza, entusiasmó a Herodes. Como premio pidió, por instigación de la madre, la cabeza de San Juan Bautista. Ultimo profeta y primer apóstol, el dió la vida por su misión, y por eso es venerado en la Iglesia como martir.

jueves, 28 de mayo de 2009

DONES

Los siete dones del Espíritu Santo son:
sabiduría, inteligencia, consejo, fortaleza, ciencia, piedad y temor de Dios.

El Domingo del Espíritu, 31 de Mayo de 2009


Pentecostés conmemora muchas cosas y, entre otras, el nacimiento activo de la Iglesia. El Espíritu Santo prometido por el Resucitado a sus discípulos se hizo presente, en medio de ellos, con una fuerza, con un poder excepcional. Y gracias a Él, la Iglesia comenzó su andadura y en ella sigue. Tiene el ineludible encargo de llevar la Buena Nueva hasta los confines del universo y todo podrá hacerse con la ayuda permanente del Paráclito. No desaprovechemos la jornada para meditar y valorar la ayuda cotidiana que nos brinda el Espíritu Santo para acometer nuestro trabajo como cristianos y como servidores de todos los hombres y mujeres de la tierra. Es el Domingo del Espíritu y por eso estamos especialmente contentos.

PENTECOSTÉS 2009

En la tarde de aquel día, el primero de la semana, y estando los discípulos con las puertas cerradas por miedo a los judíos, llegó Jesús, se puso en medio y les dijo: «¡La paz esté con vosotros!». Y les enseñó las manos y el costado. Los discípulos se llenaron de alegría al ver al Señor. Él repitió: «¡La paz esté con vosotros! Como el Padre me envió a mí, así os envío yo a vosotros». Después sopló sobre ellos y les dijo: «Recibid el Espíritu Santo. A quienes perdonéis los pecados, les serán perdonados; a quienes se los retengáis, les serán retenidos».

Jn 20, 19-23

sábado, 31 de enero de 2009

2 de Febrero La presentación de Jesús en el Templo



LA PRESENTACIÓN DE JESÚS EN EL TEMPLO Y LA PURIFICACIÓN DE MARÍA SANTÍSIMA


El relato de este hermoso hecho lo podemos leer en San Lucas, Capítulo 2, vs. 22-39.

La Ley de Moisés mandaba que a los 40 días de nacido un niño fuera presentado en el templo. Hoy dos de febrero se cumplen los 40 días, contando desde el 25 de diciembre, fecha en la que celebramos el nacimiento de Jesús.

Los católicos hemos tenido la hermosa costumbre de llevar los niños al templo para presentarlos ante Nuestro Señor y la Santísima Virgen. Esta es una costumbre que tiene sus raíces en la Santa Biblia. Cuando hacemos la presentación de nuestros niños en el templo, estamos recordando lo que José y María hicieron con el Niño Jesús.

La Ley de Moisés mandaba que el hijo mayor de cada hogar, o sea el primogénito, le pertenecía a Nuestro Señor y que había que rescatarlo pagando por él una limosna en el templo. Esto lo hicieron María y José.

Por mandato del Libro Sagrado, al presentar un niño en el templo había que llevar un cordero y una paloma y ofrecerlos en sacrificio al Señor (el cordero y la paloma son dos animalitos inofensivos e inocentes y su sangre se ofrecía por los pecados de los que sí somos ofensivos y no somos inocentes. Jesús no necesitaba ofrecer este sacrificio, pero quiso que se ofreciera porque El venía a obedecer humildemente a las Santas Leyes del Señor y a ser semejante en todo a nosotros, menos en el pecado).

La Ley decía que si los papás eran muy pobres podían reemplazar el cordero por unas palomitas. María y José, que eran muy pobres, ofrecieron dos palomitas en sacrificio el día de la Presentación del Niño Jesús.

En la puerta del templo estaba un sacerdote, el cual recibía a los padres y al niño y hacía la oración de presentación del pequeño infante al Señor.

En aquel momento hizo su aparición un personaje muy especial. Su nombre era Simeón. Era un hombre inspirado en el Espíritu Santo. Es interesante constatar que en tres renglones, San Lucas nombra tres veces al Espíritu Santo al hablar de Simeón. Se nota que el Divino Espíritu guiaba a este hombre de Dios.

El Espíritu Santo había prometido a Simeón que no se moriría sin ver al Salvador del mundo, y ahora al llegar esta pareja de jóvenes esposos con su hijito al templo, el Espíritu Santo le hizo saber al profeta que aquel pequeño niño era el Salvador y Redentor.

Simeón emocionado pidió a la Sma. Virgen que le dejara tomar por unos momentos al Niño Jesús en sus brazos y levantándolo hacia el cielo proclamó en voz alta dos noticias: una buena y otra triste.

La noticia buena fue la siguiente: que este Niño será iluminador de todas las naciones y que muchísimos se irán en favor de él, como en una batalla los soldados fieles en favor de su bandera. Y esto se ha cumplido muy bien. Jesús ha sido el iluminador de todas las naciones del mundo. Una sola frase de Jesús trae más sabiduría que todas las enseñanza de los filósofos. Una sola enseñanza de Jesús ayuda más para ser santo que todos los consejos de los psicólogos.

La noticia triste fue: que muchos rechazarán a Jesús (como en una batalla los enemigos atacan la bandera del adversario) y que por causa de Jesús la Virgen Santísima tendría que sufrir de tal manera como si una espada afilada le atravesara el corazón. Ya pronto comenzarán esos sufrimientos con la huida a Egipto. Después vendrá el sufrimiento de la pérdida del niño a los 12 años, y más tarde en el Calvario la Virgen padecerá el atroz martirio de ver morir a su hijo, asesinado ante sus propios ojos, sin poder ayudarlo ni lograr calmar sus crueles dolores.

Y Jesús ha llegado a ser como una bandera en una batalla: los amigos lo aclaman gritando "hosanna", y los enemigos lo atacan diciendo "crucifícale". Y así ha sido y será en todos los siglos. Y cada vez que pecamos lo tratamos a El como si fuéramos sus enemigos, pero cada vez que nos esforzamos por portarnos bien y cumplir sus mandatos, nos comportamos como buenos amigos suyos.

Después de este interesante hecho de la Presentación de Jesús en el templo, la Virgen María meditaba y pensaba seriamente en todo esto que había escuchado.

Ojalá también nosotros pensemos, meditemos y saquemos lecciones de estos hechos tan importantes.

Fiesta de la Purificación de María Santísima

En esta fecha, no sólo se conmemora la purificación de nuestra Madre sino también, un segundo gran misterio: la presentación de Nuestro Redentor en el templo. Además de la ley que obligaba a purificarse, había otra que ordenaba ofrecer a Dios al primogénito, aunque posteriormente podía ser rescatado por cierta suma de dinero. María cumplió estrictamente con todas esas ordenanzas.

Permaneció 40 días en su casa sin dejarse ver, absteniéndose de entrar al templo y de participar en las ceremonias de culto. Luego se dirigió a Jerusalén con su hijo en brazos, hizo sus ofrendas como acción de gracias y para su expiación, presentó a su Hijo, por manos del sacerdote a su Padre Celestial y luego lo rescató por cinco shekels recibiéndolo de nuevo en sus brazos hasta que el Padre volviera a reclamarlo. Sin duda alguna, Cristo nos dio un ejemplo de humildad, obediencia y devoción al renovar públicamente la propia oblación al Padre como El lo había hecho en su Encarnación.

viernes, 30 de enero de 2009

San Juan Bosco


San Juan Bosco, Presbítero, 31 de Enero

Presbítero
Enero 31

San Juan Bosco nació el 16 de agosto de 1815 en Castelnuovo de Asti, y recibió de su madre Margarita Occhiena una sólida educación cristiana y humana. Dotado de inteligencia, memoria, voluntad y agilidad física no comunes, desde niño fue seguido por sus coetáneos, a quienes organizaba juegos que interrumpía al toque de las campanas para llevarlos a la iglesia. Fue ordenado sacerdote en Turín en 1841, y allí comenzó su actividad pastoral con San José Cafasso.Su programa, o mejor, su pasión era la educación de los jóvenes, los más pobres y abandonados. Reunió un grupito que llevaba a jugar, a rezar y a menudo a comer con él. La incómoda y rumorosa compañía de Don Bosco (así se lo llamaba y se lo llama familiarmente) tenía que estar cambiando de lugar continuamente hasta que por fin encontró un lugar fijo bajo el cobertizo Pinardi, que fue la primera célula del Oratorio. Con la ayuda de mamá Margarita, sin medios materiales y entre la persistente hostilidad de muchos, Don Bosco dio vida al Oratorio de San Francisco de Sales: era el lugar de encuentro dominical de los jóvenes que quisieran pasar un día de sana alegría, una pensión con escuelas de arte y oficios para los jóvenes trabajadores, y escuelas regulares para los estudios humanísticos, según una pedagogía que sería conocida en todo el mundo como “método preventivo” y basada en la religión, la razón y el amor. “La práctica del método preventivo se base toda en las palabras de San Pablo que dice: La caridad es benigna y paciente; sufre todo, pero espera todo y aguanta todo”.
Para asegurar la continuidad de su obra, San Juan Bosco fundó la Pía Sociedad de San Francisco de Sales (los Salesianos) y Hijas de María Auxiliadora (las Salesianas). Fue un fecundísimo escritor popular, fundó escuelas tipográficas, revistas y editoriales para el incremento de la prensa católica, la “buena prensa”. Aunque ajeno a las luchas políticas, prestó su servicio como intermediario entre la Santa Sede, el gobierno italiano y la casa Saboya.Fue un santo risueño y amable, se sentía “sacerdote en la casa del pobre; sacerdote en el palacio del Rey y de los Ministros”. Buen polemista contra la secta de los Valdeses, según la mentalidad del tiempo, nunca se avergonzó de sus amistades con los protestantes y los hebreos de buena voluntad: “Condenamos los errores, escribió en el “Católico”, pero respetamos siempre a las personas”. San Juan Bosco murió el 31 de enero de 1888 y fue canonizado por Pío XI en 1934.

Trabajé siempre con amor

De las cartas (Epistolario, Turín 1959, 4, 201-203)

Si de verdad buscamos la auténtica felicidad de nuestros alumnos y queremos inducirlos al cumplimiento de sus obligaciones, conviene, ante todo, que nunca olvidéis que hacéis las veces de padres de nuestros amados jóvenes, por quienes trabajé siempre con amor, por quienes estudié y ejercí el ministerio sacerdotal, y no sólo yo, sino toda la Congregación salesiana.

¡Cuántas veces, hijos míos, durante mi vida, ya bastante prolongada, he tenido ocasión de convencerme de esta gran verdad! Es más fácil enojarse que aguantar; amenazar al niño que persuadirlo; añadiré incluso que, para nuestra impaciencia y soberbia, resulta más cómodo castigar a los rebeldes que corregirlos, soportándolos con firmeza y suavidad a la vez.

Os recomiendo que imitéis la caridad que usaba Pablo con los neófitos, caridad que con frecuencia los llevaba a derramar lágrimas y a suplicar, cuando los encontraba poco dóciles y rebeldes a su amor.

Guardaos de que nadie pueda pensar que os dejáis llevar por los arranques de vuestro espíritu. Es difícil, al castigar, conservar la debida moderación, la cual es necesaria para que en nadie pueda surgir la duda de que obramos sólo para hacer prevalecer nuestra autoridad o para desahogar nuestro mal humor.

Miremos como a hijos a aquellos sobre los cuales debemos ejercer alguna autoridad. Pongámonos a su servicio, a imitación de Jesús, el cual vino para obedecer y no para mandar, y avergoncémonos de todo lo que pueda tener incluso apariencia de dominio; si algún dominio ejercemos sobre ellos, ha de ser para servirlos mejor.

Éste era el modo de obrar de Jesús con los apóstoles, ya que era paciente con ellos, a pesar de que eran ignorantes y rudos, e incluso poco fieles; también con los pecadores se comportaba con benignidad y con una amigable familiaridad, de tal modo que era motivo de admiración para unos, de escándalo para otros, pero también ocasión de que muchos concibieran la esperanza de alcanzar el perdón de Dios. Por esto, nos mandó que fuésemos mansos y humildes de corazón.

Son hijos nuestros, y, por esto, cuando corrijamos sus errores, hemos de deponer toda ira o, por lo menos, dominarla de tal manera como si la hubiéramos extinguido totalmente.

Mantengamos sereno nuestro espíritu, evitemos el desprecio en la mirada, las palabras hirientes; tengamos comprensión en el presente y esperanza en el futuro, como nos conviene a unos padres de verdad, que se preocupan sinceramente de la corrección y enmienda de sus hijos.

En los casos más graves, es mejor rogar a Dios con humildad que arrojar un torrente de palabras, ya que éstas ofenden a los que las escuchan, sin que sirvan de provecho alguno a los culpables.

Oración. Oremos:

Señor, tú que has suscitado en san Juan Bosco un padre y un maestro para la juventud, danos también a nosotros un celo infatigable y un amor ardiente, que nos impulse a entregarnos al bien de los hermanos y a servirte a ti en ellos con fidelidad. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo y es Dios por los siglos de los siglos.

2009:Año de Oración por la Vida

Con el lema “Bendito sea el fruto de tu vientre”
Oración por la vida
en los lugares de culto

Preces ante
el santísimo sacramento
Señor Jesús, cada vez que nos reunimos para celebrar el misterio pascual de
tu amor escuchamos tus palabras: «Esto es mi Cuerpo, que será entregado
por vosotros».
Tú las pronunciaste para mostrarnos el significado de tu amor para con no-
sotros, un amor que te llevó a entregar tu vida para que nosotros tuviéramos
tu misma vida. Tú también las pronunciaste para que comprendamos el sig-
nificado del amor que nos pides para con los demás, un amor que nos lleva a
entregarnos completamente para que otros puedan vivir.
Sin embargo, hay muchos que no escuchan tu palabra y justifican atentados
contra la vida humana.
Señor Jesús, creemos y proclamamos que Tú, el Hijo de Dios que por no-
sotros te hiciste hombre en el seno de la Virgen María, y que por nosotros
entregaste tu vida en la cruz, estás realmente presente en este Santísimo Sa-
cramento. Escucha las súplicas que te dirigimos para que el Evangelio de la
vida sea acogido, celebrado y anunciado por todos los hombres:
− Señor: en la Eucaristía nos entregas tu vida por amor. Enséñanos y concé-
denos amar como Tú para dar vida al mundo.
Oh Cristo, pan vivo bajado del cielo, escucha nuestra oración.
– Que los gobiernos y los legisladores protejan eficazmente el derecho fun-
damental a la vida.
Oh Cristo, pan vivo bajado del cielo, escucha nuestra oración.
– Que las familias sean escuela de amor y aprecio por el don de la vida de
todo ser humano.
Oh Cristo, pan vivo bajado del cielo, escucha nuestra oración.
– Que los científicos y los profesionales de la sanidad apoyen siempre la vida
y rechacen toda práctica que atente contra la dignidad o la vida de las per-
sonas.
Oh Cristo, pan vivo bajado del cielo, escucha nuestra oración.
– Que las futuras madres en dificultades encuentren el apoyo que necesitan y
reciban soluciones positivas y eficaces para proteger la vida de sus hijos.
Oh Cristo, pan vivo bajado del cielo, escucha nuestra oración.
– Que cuantos apoyan cualquier atentado contra la vida humana sean curados de su ceguera.
Oh Cristo, pan vivo bajado del cielo, escucha nuestra oración.
– Que en nuestra sociedad se defienda siempre el valor sagrado de la vida
de los ancianos y enfermos graves. Para que nunca les falte la esperanza y
las ayudas necesarias.
Oh Cristo, pan vivo bajado del cielo, escucha nuestra oración.
– Que a los moribundos no les falte la cercanía de sus seres queridos y, en
caso necesario, los cuidados paliativos que les permitan aliviar el dolor y
vivir con serenidad el final de esta vida.
Oh Cristo, pan vivo bajado del cielo, escucha nuestra oración.
Oh Cristo, pan vivo bajado del cielo,
te adoramos y te glorificamos,
porque encontramos en Ti la fuente de la vida eterna.
Escucha nuestra oración
y haznos apóstoles intrépidos del Evangelio de la vida,
para construir, junto con todos los hombres de buena voluntad,
la civilización de la verdad y del amor,
para alabanza y gloria del Dios Creador y amante de la vida.
Amén.
O bien:
– Que la Iglesia sepa anunciar con firmeza y amor a los hombres de nuestro
tiempo el Evangelio de la vida.
Oh Cristo, danos la “luz de la vida”

− Cristo Jesús: en la Eucaristía te adoramos como Señor y Rey de reyes.
Ilumina a nuestros gobernantes para que defiendan la vida desde su con-
cepción hasta su muerte natural.
Oh Cristo, danos la “luz de la vida”
− Señor: en la Eucaristía nos enseñas a caminar en la luz del amor. Ilumina
a las mujeres que han concebido un hijo para que recorran el camino de la
vida y encuentren las ayudas necesarias.
Oh Cristo, danos la “luz de la vida”
− Cristo Jesús: Cordero de Dios que quitas el pecado del mundo, derrama tu mise-
ricordia sobre las personas que promueven o participan en el aborto, la eutanasia o
cualquier atentado a la dignidad de la persona.
Oh Cristo, danos la “luz de la vida”
− Señor Jesús: en la Eucaristía nos amas hasta el extremo. Te presentamos a todas
las personas que no encuentran una razón para vivir. Que descubran la esperanza
en tu amor.
Oh Cristo, danos la “luz de la vida”
− Señor: en la Eucaristía te manifiestas como la Verdad encarnada. Guía a los cientí-
ficos y profesionales de la medicina para que apoyen siempre la vida y rechacen toda
práctica contraria a la dignidad del ser humano.
Oh Cristo, danos la “luz de la vida”
− Señor Jesús: en la Eucaristía te manifiestas como el Esposo de la Iglesia. Concede
a los matrimonios el don de tu gracia y a las familias ser el santuario de la vida.
Oh Cristo, danos la “luz de la vida”
− Cristo Jesús: en la Eucaristía nos sales al encuentro revestido de pobreza y humil-
dad. Bendice a las personas que sufren necesidades materiales.
Oh Cristo, danos la “luz de la vida”
− Señor Jesús: en la Eucaristía eres el Pan que da la vida eterna. Líbranos del pecado
que lleva a la muerte, concédenos la vida de tu gracia y a nuestros difuntos el gozo
eterno.
Oh Cristo, danos la “luz de la vida”
− Señor: en la Eucaristía eres Luz del mundo y Vida de los hombres. Concédenos
caminar como hijos de la luz y ser testigos del Evangelio de la vida.
Oh Cristo, danos la “luz de la vida”

miércoles, 28 de enero de 2009

Santo Tomás de Aquino (28 de Enero de 2009)

Oración de Santo Tomás de Aquino al Santísimo Sacramento

¡Oh, Santísimo Jesús, que aquí sois verdaderamente Dios escondido; concededme desear ardientemente, buscar prudentemente, conocer verdaderamente y cumplir perfectamente en alabanza, y gloria de vuestro nombre todo lo que os agrada.
Ordenad, ¡oh Dios mío!, el estado de mi vida; concededme que conozca lo que de mí queréis y que lo cumpla corno es menester y conviene a mi alma. Dadme, oh Señor Dios mío, que no desfallezca entre las prosperidades y adversidades, para que ni en aquellas me ensalce, ni en éstas me abata.
De ninguna cosa tenga gozo ni pena, sino de lo que lleva a Vos o aparta de Vos.
A nadie desee agradar o tema desagradar sino a Vos.
Séanme viles, Señor, todas las cosas transitorias y preciosas todas las eternas.
Disgústeme, Señor, todo gozo sin Vos, y no ambicione cosa ninguna fuera de Vos. Séame deleitoso, Señor, cualquier trabajo por Vos, y enojoso el descanso sin Vos.
Dadme, oh Dios mío, levantar a Vos mi corazón frecuente y fervorosamente, hacerlo todo con amor, tener por muerto lo que no pertenece a vuestro servicio, hacer mis obras no por rutina, sino refiriéndolas a Vos con devoción.
Hacedme, oh Jesús, amor mío y mi vida, obediente sin contradicción, pobre sin rebajamiento, casto sin corrupción, paciente sin disipación, maduro sin pesadumbre, diligente sin inconstancia, temeroso de Vos sin desesperación, veraz sin doblez; haced que practique el bien sin presunción que corrija al prójimo sin soberbia, que le edifique con palabras y obras sin fingimientos.
Dadme, oh Señor Dios mío, un corazón vigilante que por ningún pensamiento curioso se aparte de Vos; dadme un corazón noble que por ninguna intención siniestra se desvíe; dadme un corazón firme que por ninguna tribulación se quebrante; dadme un corazón libre que ninguna pasión violenta le domine.
Otorgadme, oh Señor Dios mío, entendimiento que os conozca, diligencia que os busque, sabiduría que os halle, comportamiento que os agrade, perseverancia que confiadamente os espere, y esperanza que, finalmente, os abrace. Dadme que me aflija con vuestras penas aquí por la penitencia, y en el camino de mi vida use de vuestros beneficios por gracia, y en la patria goce de vuestras alegrías por gloria.
Señor que vivís y reináis, Dios por todos los siglos de los siglos.
Amén.

domingo, 18 de enero de 2009

AÑO JUBILAR DE SAN PABLO


“DE LA MANO DE
SAN PABLO…”

La Palabra de Dios es la fuente primera,
básica e insustituible de la oración. La oración
es la respiración del alma, ha afirmado el Papa
Benedicto XVI. La oración no es tiempo perdi-
do, sino tiempo precioso. La oración -escribió
Tagore- es el cerrojo de la tarde y la llave de la
mañana.
"La oración - definió Santa Teresa de
Jesús- es tratar de amistad, con quien sabe-
mos nos ama". La oración es coloquio y con-
templación de amor: "Me mira y le miro", que
dijera el Santo Cura de Ars
Y reza confiado, por ejemplo, en la hora del alba:
“He venido a ti para que me toques con Tu mano an-
tes de comenzar yo mi día. ¡ Descansa un momento
tus ojos en mis ojos; déjame que me lleve a mi traba-
jo la certeza de tu amistad, Amigo mío! ¡ Llena mis
pensamientos de tu música, para que me dure en todo
el desierto del ruido! ¡Qué el sol de tu amor bese las
cimas de mis pensamientos y se atarde en el valle de
mi vida, donde esté granando mi cosecha! (R. Tago-
re)
Pequeños consejos para la oración:

ESCUCHA: Calla y escucha: el cielo emite día y
noche.
ESCUCHA BIEN: No ores para que Dios realice
tus planes, sino que para descubras e interpretes los pla-
nes de Dios.
PIDE: Pero no olvides que la fuerza de tu debilidad
es la oración.
PIDE BIEN: Hazlo atento, humilde, confiado, in-
siste, unido a Cristo. "Pedid y recibiréis", dijo el Señor.
REZA DE CORAZÓN: ¿No sabes qué decirle a
Dios? Háblale de vuestros mutuos intereses. Muchas ve-
ces. Y solas. Con confianza, con infinita confianza por-
que El es tu Padre
CALLA: No conviertas tu oración en un monólogo.
Harías a Dios autor de tus propios pensamientos
SÉ TU MISMO: no seas ni engreído ni falsamente
humilde. Reza como el publicano no como el fariseo.
ESTÁ: No te agobies por las distracciones involun-
tarias. Descuida: Dios, como el sol, broncea con solo
ponerse delante.
LEE: Si alguna vez piensas, cuando hablas con
Dios, El nos responde, con la Biblia. Es su Palabra. Pa-
labra de vida eterna, Palabra que hoy y aquí te habla a ti.
VIVE: No hables nunca de ratos de oración: ten
“vida de oración”.

El logotipo oficial del Año Paulino

El Año Paulino, que se vertebra en cinco grandes dimensiones –formativa para redescubrir la importancia de la Palabra de Dios y de San Pablo, uno de sus autores; las peregrinaciones; el ecumenismo; la celebrativa, lucrada con indulgencia plenaria; y la cultural- cuenta un significativo logotipo. El logotipo oficial del Año Paulino muestra los símbolos que identifican a San Pablo en la historia del arte. El logotipo está rodeado unas cadenas.

La cadena evoca el tiempo de la prisión de trabajos y de los duros trabajos realizados por él en la predicación del Evangelio. Además esta cadena, integrada por nueve eslabones, se conserva como reliquia en la basílica de San Pablo Extramuros.

La espada representa la fuerza y el vigor del mensaje de San Pablo como fiel soldado y heraldo de Jesucristo, y martirizado también mediante una espada.

El libro abierto recuerda el contenido de las Cartas que el Apóstol dirigió a las comunidades por él evangelizadas y a algunos discípulos suyos.

La cruz alude al mensaje central de Pablo, el apóstol de las gentes y el apóstol de la cruz: la redención realizada por Cristo.

La llama de fuego expresa la caridad, la misericordia y la pasión que Pablo puso al transmitir con ardor siempre vivo la Buena Nueva, el Evangelio de Dios.

Oración a San Pablo del beato Alberione

San Pablo, maestro de los pueblos,

mira con simpatía y amor

a esta Iglesia nuestra y a todos sus miembros.

Tu corazón se dilató para acoger a todos

y estrecharlos en un abrazo de paz.

Que ahora, desde el cielo,

el amor de Cristo te impulse a iluminar

a todos los hombres con la luz del Evangelio

y a implantar su Reino de Amor.

Suscita nuevas vocaciones

al ministerio sacerdotal y a la vida consagrada,

conforta a cuentos trabajan por el Evangelio,

y haz que todos los corazones sean dóciles a Jesús Maestro.

Que nuestro mundo descubra cada vez más

a Cristo, camino, verdad y vida;

que brille la luz de la fe

y venga a nosotros el Reino de Dios y su justicia.

Apóstol santo:

ilumínanos, fortalécenos y bendícenos. Amen.

el camino de la fe


Habiendo entrado, a las cinco y diez de la mañana, en una
capilla del barrio Latino en busca de un amigo, salí a las cinco
y cuarto en compañía de una amistad que no era de la tierra.

Habiendo entrado allí escéptico y ateo de extrema izquierda,
y aún más que escéptico y todavía más que ateo, indiferente y
ocupado en cosas muy distintas a un Dios que ni siquiera tenía
intención de negar -hasta tal punto me parecía pasado, desde
hacía mucho tiempo, a la cuenta de pérdidas y ganancias de la
inquietud y de la ignorancia humanas-, volví a salir, algunos mi-
nutos más tarde, "católico, apostólico, romano", llevado, alza-
do, recogido, y arrollado por la ola de una alegría inagotable.


Al entrar tenía veinte años. Al salir, era un niño, listo para el
bautismo y que miraba en torno a sí, con los ojos desorbitados,
ese cielo habitado, esa ciudad que no se sabía suspendida en
los aires, esos seres a pleno sol que parecían caminar en la os-
curidad, sin ver el inmenso desgarrón que acababa de hacerse
en el toldo del mundo. Mis sentimientos, mis paisajes interiores,
las construcciones intelectuales en las que me había repantiga-
do, ya no existían; mis propias costumbres habían desapareci-
do y mis gustos estaban cambiados.

No me oculto lo que una conversión de esta clase, por su
carácter improvisado, puede tener de chocante, e incluso de
inadmisible, para los espíritus contemporáneos que prefieren los
encaminamientos intelectuales a los flechazos místicos y que
aprecian cada vez menos las intervenciones de lo divino en la
vida cotidiana. Sin embargo, por deseoso que esté de alinear-
me con el espíritu de mi tiempo, no puedo sugerir los hitos de
una elaboración lenta donde ha habido brusca transformación;
no puedo dar las razones psicológicas, inmediatas o lejanas, de
esa mutación, porque esas razones no existen; me es imposible
describir la senda que me ha conducido a la fe, porque me en-
contraba en cualquier otro camino pensaba en cualquier otra
cosa cuando caí en una especie de emboscada. Nada me
preparaba a lo que me ha sucedido: también la caridad divina
tiene sus actos gratuitos.

(A. Frossard, Dios existe. Yo lo he encontrado, Rialp, Madrid
2001)