domingo, 8 de diciembre de 2013

INMACULADA CONCEPCIÓN DE MARÍA.

SOLEMNIDAD DE LA 
INMACULADA CONCEPCIÓN 
DE SANTA MARÍA VIRGEN

Alégrate, María, llena de gracia, el Señor está contigo. 


MARÍA,
*Tu nombre significa bendición y victoria.
Salve María.
*Tu nombre es gracia y plenitud
Llena de gracia.
*Tu nombre es aurora en nuestra noche.
Bendita tú.
*Tu nombre es alegría y canción.
¡Qué hermoso frutó nos diste!
*Tu nombre es oración esperanzada.
Dios siempre contigo.
*Tu nombre, proyecto de Dios anticipado.
María gracias, esperanza nuestra.

ORACIÓN

    Oh María, toda santa, todo el paraíso se goza en tí
Con tu belleza consoladora reafirma nuestro corazón
para que sepamos comprender la esperanza a la que
Dios nos ha llamado, el tesoro de gloria que nos espera
en la eterna comunión de los santos.
    Oh María, icono de la interioridad, te miramos en tu
humilde y fiel permanecer recogida bajo la mirada de Dios,
abandonada al poder del Altísimo. Por tu maternal intercesión
haz que se derrame abundantemente la gracia del Señor sobre
nosotros que contemplamos el inefable misterio de tu belleza
para vivir también  nosotros profundamente, allí donde mana
con perenne juventud la fuente del amor.
   Oh Virgen purísima, que nos has engendrado en el
Hijo unigénito de Dios, hijos tuyos de adopción, enseñamos
el camino de la caridad sincera, del humilde servicio y del celo
infatigable, para que también nuestra vida sea fecunda en la gracia
y al fin de que todos lleguemos a la presencia del Altísimo "santos
e irreprochables por el amor"


     María, llena de gracia y de esplendor, la que es bendita entre todas las mujeres,
es también nuestra madre. Una manifestación de amor a Nuestra Señora es llevar una 
imagen suya en la cartera o bolso, es multiplicar discretamente sus retratos alrededor 
nuestro, en nuestro coche, despacho, habitaciones, lugar de trabajo... Nos parecerá natural 
invocarla aunque sea sin palabras. 


MAGNÍFICAT





domingo, 29 de julio de 2012

Santa Marta, Virgen 29 de Julio

Santa Marta y sus hermanos, María y Lázaro, eran varios de los seguidores de Jesús y a quienes el Señor les tenía especial afecto y cariño. En el hogar de Marta, María y Lázaro, siempre había una habitación lista y bien arreglada para recibir al Divino Maestro, cualquier día a la hora en que llegara. Famosa se ha hecho la escena que sucedió un día en que Jesús llegó a Betania con sus 12 apóstoles. Marta corría de allá para acá preparando los alimentos, arreglando las habitaciones, llevando refrescos para los sedientos viajeros. Jesús como siempre, aprovechando aquellos instantes de descanso, se dedicó a dar sabias instrucciones a sus discípulos. El estaba sentado y los demás, atentísimos, sentados en el suelo escuchaban. Allí, en medio de todos ellos, sentada también en el suelo estaba María, la hermana de Marta, extasiada, oyendo tan formidables enseñanzas. De pronto Marta se detiene un poco en sus faenas y acercándose a Jesús le dice con toda confianza: "Señor, ¿cómo te parece que mi hermana me haya dejado a mí sola con todo el oficio de la casa? Por qué no le dices que me ayude un poco en esta tarea?". Jesús con una suave sonrisa y tono bondadoso le responde: "Marta, Marta, te afanas y te preocupas por muchas cosas. Sólo una cosa es necesaria. María ha escogido la mejor parte, la que no le será quitada". Marta entendió la lección y arremangándose el delantal, se sentó también allí en el suelo para escuchar las divinas instrucciones del Salvador. Ahora sabía que todos los afanes materiales no valen tanto como escuchar las enseñanzas que vienen del cielo y aprender a conseguir la eterna salvación.

lunes, 7 de diciembre de 2009

Alégrate, llena de gracia, el Señor está contigo; bendita tú entre todas las mujeres.


8 de Diciembre
SOLEMNIDAD DE LA
INMACULADA CONCEPCIÓN DE
SANTA MARÍA VIRGEN.

Desbordo de gozo con el Señor y me alegro con mi Dios; porque me ha vestido un traje de gala y me ha envuelto en un manto de triunfo, como nvia que se adorna con sus joyas.

Todo cuanto de hermoso y bello se puede decir de una criatura, se lo cantamos hoy a nuestra Madre del Cielo. «Exulte hoy toda la creación y se estremezca de gozo la naturaleza. Alégrese el cielo en las alturas y las nubes esparzan la justicia. Destilen los montes dulzura de miel y júbilo las colinas, porque el Señor ha tenido misericordia de su pueblo y nos ha suscitado un poderoso salvador en la casa de David su siervo, es decir, en esta inmaculadísima y purísima Virgen, por quien llega la salud y la esperanza a los pueblos», canta un antiguo Padre de la Iglesia.

En Ella, purísima, resplandeciente, fijamos nuestros ojos, «como en la Estrella que nos guía por el cielo oscuro de las expectativas e incertidumbres humanas, particularmente en este día, cuando sobre el fondo de la liturgia del Adviento brilla esta solemnidad anual de tu Inmaculada Concepción y te contemplamos en la eterna economía divina como la Puerta abierta, a través de la cual debe venir el Redentor del mundo».


MAGNIFICAT
(Lc 1, 46-55)

Proclama mi alma la grandeza del Señor, se alegra mi espíritu en Dios, mi salvador; porque ha mirado la humillación de su esclava.

Desde ahora me felicitarán todas las generaciones, porque el Poderoso ha hecho obras grandes por mí:su nombre es santo, y su misericordia llega a sus fieles de generación en generación.

El hace proezas con su brazo: dispersa a los soberbios de corazón, derriba del trono a los poderosos y enaltece a los humildes, a los hambrientos los colma de bienes y a los ricos los despide vacíos.

Auxilia a Israel, su siervo, acordándose de la misericordia -como lo había prometido a nuestros padres- en favor de Abrahán y su descendencia por siempre. Gloria al Padre.


María, llena de gracia y de esplendor, la que es bendita entre todas las mujeres, es también nuestra Madre. Una manifestación de amor a Nuestra Señora es llevar una imagen suya en la cartera o en el bolso; es multiplicar discretamente sus retratos a nuestro alrededor, en nuestras habitaciones, en el coche, en el despacho o en el lugar de trabajo. Nos parecerá natural invocarla, aunque sea sin palabras.

Si cumplimos nuestro propósito de acudir con más frecuencia a Ella, desde el día de hoy, comprobaremos en nuestras vidas que «Nuestra Señora es descanso para los que trabajan, consuelo de los que lloran, medicina para los enfermos, puerto para los que maltrata la tempestad, perdón para los pecadores, dulce alivio de los tristes, socorro de los que rezan»16.


Repite con frecuencia y vive la palabra:

ALÉGRATE, MARÍA, LLENA DE GRACIA, EL SEÑOR ESTÁ CONTIGO

(Lc 1,28)

domingo, 6 de diciembre de 2009

La Inmaculada Concepción de María.


LA SANTIDAD ÚNICA DE MARÍA.

Si hubiera un término para definir quién es María en las Iglesias de Oriente, sería probablemene el de "panaghía", la "Toda Santa" o la "Santísima". Con ello, la gran tradición ortodoxa gabla de María, la Theotókos, como la mujer poseída totalmente por el Panagion, el Todo Santo, el Espíritu. La Santa Theotókos, era objeto del culto litúrgico y de la reflexión teológica.

El culto litúrgico a la Inmaculada Concepción de María.
La Iglesia de Oriente instauró ya desde finales del siglo VII la fiesta de la concepción de la Virgen, ras celebrar la fiesta de la anunciación y concepción de Jesús y de Juan Bautista. María era celebrada como la "Panaghía", la toda santa, la mujer en la que no hubo el menor rastro de pecado.

La oración maiana más antigua "Sub tuum Praesidium" llamaba a María "Sancta Dei Genetrix...virgo gloriosa et benedicta". De antes del concilio de Nicea es también una oración a la Virgen María que es muy popular aun hoy día: el Sub tuum praesidium. Es la más antigua de las plegarias marianas. Se toma aquí en su contexto original, tal como se encontró en el año 1938, en un papiro del siglo III, en una biblioteca de Manchester, y tal como, salvo una ligera variante, la han conservado las líturgias griegas y el rito ambrosiano:

Bajo el amparo de tus misericordias nos acogemos, oh Madre de Dios, no desatiendas nuestros ruegos en las necesidades y sálvanos del peligro. Tú sola eres la bendita.
He aquí el contenido actual del Sub tuum en el rito romano: Bajo vuestra protección nos acogemos, Santa Madre de Dios; no desatiendas nuestras súplicas en nuestras necesidades, mas líbranos siempre de todos los peligros, Virgen gloriosa y bendita.


"El verbo se ha hecho portador de la carne para que los hombres no hiciésemos portadores del Espíritu" El hijo le concedió ser portadora de Espíritu, convertirse en la auténticamente santificada. (Atanasio de Alejandría)

La santidad de María se celebraba en Occidente por medio del la fiesta de la Inmacilada. Esta comenzó en Inglaterra durante un corto período de iempo, primero del 1060 al 1066, y después a partir del 1127. El objeivo de la fiesta no estaba claramente determinado: se pensaba sobre todo en la santificación de María en el seno de Ana. Bernanrdo de Claraval (+1153) se opuso a ella y escribió la famosa carta 174 en la qu decía que "La Iglesia no conoce este rito, no lo consiente la razón, no lo aconseja la antigua tradición". Sólo a finales del siglo XV la iglesia de Roma adoptó oficialmente esta fiesta.

María y el Espíritu Santo:
Se hizo cada vez más común la afirmación de que María estuvo exenta de pedacos personales. La santidad de María era puesta en relación con el Espíritu Santo, princiñalmene en el acontecimiento de la Encarnación: "Nuestro Salvador no ha nacido de José sino del Espíritu Santo y de la santa Virgen". Cristo es concebido por el Espíritu Santo y la Virgen, dice el Credo. El símbolo niceno-constantinopolitano lo expresa con esas palabras: "Incarnatus est de Spiritu Sancto ex Maria Virgine et homo factus est" 18La generación de Jesucristo fue así: María, su madre, estaba desposada con José, y antes de que conviviesen se encontró con que había concebido en su seno por obra del Espíritu Santo.

Mt 1, 18.20
18La generación de Jesucristo fue así: María, su madre, estaba desposada con José, y antes de que conviviesen se encontró con que había concebido en su seno por obra del Espíritu Santo. 19José, su esposo, como era justo y no quería exponerla a infamia, pensó repudiarla en secreto. 20Consideraba él estas cosas, cuando un ángel del Señor se le apareció en sueños y le dijo: —José, hijo de David, no temas recibir a María, tu esposa, porque lo que en ella ha sido concebido es obra del Espíritu Santo.

LA TODA SANTA.
Así como Cristo nació el Espíritu y de María, así nace todo creyente del Espíritu Santo y del "fiat" de la Virgen.

Cirilo de Alejandría, en el discurso pronunciado en el Concilio de Efeso, comparaba la santidad del cuerpo de María, en el que abitó el Hijo de Dios y del cual nació, con la santidad del templo:
"Salve, María, templo donde Dios habita, templo santo, como lo llama el profeta avid cuando dice: "Tu templo es santo y admirable en su justicia". Salve María, la criatura más preciosa de la creación; salve, María, paloma purísima."

Gregorio de Nisa:
"El seno de la bienaventurada Virgen, por haber sevido a un nacimiento inmaculado, es proclamado santo en el evangelio ya que el nacimiento no destruyó la virginidad, y ésta no fue obstáculo a tan gran nacimiento". Para él María era inmaculada: "La plenitud de la divinidad que residía en Cristo brilló a través de María la inmaculada"

Proclo de Constantinopla:
"María es el santuario de la impecabilidad, el templo santificado po Dios"

Andrés de Creta:
"El Cuerpo de la Virgen es una tierra que Dios ha trabajado, la primicia de la masa adamítica que ha sido divinizada en Cristo, la imagen del todo semejante a la belleza devina, la arcilla modelada por las manos del artista divino" "Yo proclamo a María a única santa, la más santa entre todos los santos".

sábado, 12 de septiembre de 2009

El Dulce Nombre de María


Dulce Nombre de María
Fiesta: 12 de Septiembre

Origen de la fiesta: Victoria en la batalla de Viena, 1683

Ha sido Lucas en su evangelio quien nos ha dicho el nombre de la doncella que va a ser la Madre de Dios: "Y su nombre era María". El nombre de María, traducido del hebreo "Miriam", significa, Doncella, Señora, Princesa.

Estrella del Mar, feliz Puerta del cielo, como canta el himno Ave maris stella. El nombre de María está relacionado con el mar pues las tres letras de mar guardan semejanza fonética con María. También tiene relación con "mirra", que proviene de un idioma semita. La mirra es una hierba de África que produce incienso y perfume.

En el Cantar de los Cantares, el esposo visita a la esposa, que le espera con las manos humedecidas por la mirra. "Yo vengo a mi jardín, hermana y novia mía, a recoger el bálsamo y la mirra". "He mezclado la mirra con mis aromas. Me levanté para abrir a mi amado: mis manos gotean perfume de mirra, y mis dedos mirra que fluye por la manilla de la cerradura". Los Magos regalan mirra a María como ofrenda de adoración. "Y entrando a la casa, encontraron al niño con María, su madre, y postrándose, lo adoraron y abriendo sus cofres, le ofrecieron oro, incienso y mirra". La mirra, como María, es el símbolo de la unión de los hombres con Dios, que se hace en el seno de María. Maria es pues, el centro de unión de Dios con los hombres. Los lingüistas y los biblistas desentrañan las raíces de un nombre tan hermoso como María, que ya llevaba la hermana de Moisés, y muy común en Israel. Y que para los filólogos significa hermosa, señora, princesa, excelsa, calificativos todos bellos y sugerentes.


EL NOMBRE Y LA MISION

En la Historia de la Salvación es Dios quien impone o cambia el nombre a los personajes a quienes destina a una misión importante. A Simón, Jesús le dice: "Tú te llamas Simón. En adelante te llamarás Kefá, Pedro, piedra, roca, porque sobre esta roca edificaré mi Iglesia". María venía al mundo con la misión más alta, ser Madre de Dios, y, sin embargo, no le cambia el nombre. Se llamará, simplemente, MARIA, el nombre que tenía, y cumple todos esos significados, pues como Reina y Señora la llamarán todas las generaciones. María, joven, mujer, virgen, ciudadana de su pueblo, esposa y madre, esclava del Señor. Dulce mujer que recibe a su niño en las condiciones más pobres, pero que con su calor lo envuelve en pañales y lo acuna. María valiente que no teme huir a Egipto para salvar a su hijo. Compañera del camino, firme en interceder ante su hijo cuando ve el apuro de los novios en Caná, mujer fuerte con el corazón traspasado por la espada del dolor de la Cruz de su Hijo y recibiendo en sus brazos su Cuerpo muerto. Sostén de la Iglesia en sus primeros pasos con su maternidad abierta a toda la humanidad. María, humana. María, decidida y generosa. María, fiel y amiga. María fuerte y confiada. María, Inmaculada, Madre, Estrella de la Evangelización.